El presidente ruso, Vladímir Putin, mostró músculo militar al reunirse con el jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, y asegurar que sus tropas tenían rodeadas a unidades ucranianas cerca de Kupiansk, en el este del país. En el mensaje, transmitido como una señal hacia el expresidente estadounidense Donald Trump, Putin se jactó de los avances rusos en el Donbás y de una hipotética “victoria inevitable” frente a Kiev.
El mundo miró hacia Kuala Lumpur, cuando los primeros ministros de Tailandia y Camboya firmaron un alto el fuego durante la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). En la ceremonia, realizada en el marco de la 47.ª cumbre, estuvieron presentes el primer ministro anfitrión de Malasia, Anwar Ibrahim, los firmantes Hun Manet y Anutin Charnvirakul, así como el presidente estadounidense Donald Trump. El acto, cargado de simbolismo, fue el primer evento de la visita de Trump a la región y marcó la culminación de meses de tensiones fronterizas entre ambos países.
El sábado 25 de octubre un mensaje inusualmente conciliador salió de la Gran Sala del Pueblo, cuando Wang Huning, el cuarto funcionario más poderoso de China, se dirigió al público en un acto que conmemoraba los 80 años de la “restauración” de Taiwán en 1945. En medio de banderas rojas y una fuerte presencia militar simbólica, el alto dirigente recordó que esa fecha marca el final del dominio japonés sobre la isla y reiteró que, a su juicio, las dos orillas pertenecen a una “misma nación”.
Aunque no es raro escuchar el discurso de “una sola China”, esta vez Wang insistió en un tono más amable, enfatizando que la reunificación debería darse “de forma pacífica” y ofreciendo canales de diálogo a quienes en Taiwán estén dispuestos a cooperar.
La postura de Pekín sigue chocando con una sociedad taiwanesa que cada vez se identifica más con una identidad propia. A pesar del tono moderado, Wang advirtió que se oponen a cualquier “actividad independentista” y que no tolerarán la injerencia extranjera, subrayando las tensiones latentes en la región. Mientras tanto, líderes taiwaneses respondieron desde Taipéi afirmando que cualquier conversación debe partir del respeto a su sistema democrático y del derecho de su pueblo a decidir su futuro.
Para la audiencia internacional, el llamado de Wang resuena en un contexto global marcado por la competencia geopolítica. Los analistas chinos dicen que el discurso busca calmar a socios comerciales y vecinos asiáticos que temen una escalada militar. Otros observadores lo interpretan como un gesto de cara a las elecciones presidenciales taiwanesas de 2026; Pekín intenta influir sin recurrir a amenazas abiertas.
La tensión sobre el estrecho continúa, pero este 25 de octubre dejó ver una estrategia más sofisticada por parte de China: apelar a la historia compartida, insistir en la hermandad cultural y pedir paciencia para lograr “el sueño chino”. De momento, Taipéi mantiene sus posiciones y la comunidad internacional sigue de cerca cualquier movimiento; la fecha sirvió más para calibrar discursos que para cambiar realidades.
El 25 de octubre el Caribe amaneció en estado de vigilancia. El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos reportó que la tormenta tropical Melissa se había transformado en huracán y que, según los modelos, alcanzaría al menos categoría 4 en su recorrido. A las 11 de la mañana, su centro se ubicaba a unos 209 kilómetros al sureste de Kingston, Jamaica, con vientos sostenidos de más de 200 km/h y una ruta proyectada hacia la isla Hispaniola. El primer ministro jamaicano, Andrew Holness, habló en cadena nacional exhortando a la población a prepararse, abastecerse y evacuar las zonas bajas.
Las autoridades jamaicanas no sólo anticipan vientos destructivos; temen que las lluvias provoquen inundaciones catastróficas y deslizamientos de tierra. Los pescadores de Port Antonio amarraron sus embarcaciones y algunos comentaron que no habían visto un mar tan bravo desde el huracán Gilbert en 1988. Organizaciones de rescate internacional se preparaban para enviar ayuda, mientras que en República Dominicana y Haití se activaron protocolos de emergencia y se habilitaron refugios provisionales.
Durante las conferencias de prensa, meteorólogos reiteraron que Melissa se mueve lentamente, lo que aumenta el riesgo de acumulaciones de agua y marejadas ciclónicas “potencialmente mortales” en las costas. En Hispaniola, la vulnerabilidad es mayor por la deforestación; ambientalistas dominicanos recordaron que los ríos ya venían crecidos por lluvias anteriores.
La comunidad internacional observa con preocupación el avance de Melissa. El 25 de octubre sirvió para afinar planes de respuesta y sacar las lecciones que dejaron huracanes pasados. El Caribe está acostumbrado a estos desafíos, pero la intensidad de la temporada 2025 obliga a repensar la resiliencia y la adaptación climática en la región.
El gigante petrolero ExxonMobil aprovechó el 25 de octubre para abrir un frente legal inesperado. La compañía presentó una demanda ante un tribunal federal argumentando que dos leyes de California que exigen a las grandes empresas revelar sus emisiones de gases de efecto invernadero y su exposición a riesgos climáticos violan la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Según la demanda, obligar a publicar esos datos constituye un intento estatal de “imponer un régimen ideológico” y de obligar a las empresas a adoptar la narrativa climática del gobierno californiano.
Las leyes, firmadas por el gobernador Gavin Newsom en septiembre, buscan dar transparencia a las operaciones de empresas con ingresos superiores a mil millones de dólares. California, una de las economías más grandes del mundo, espera que la medida lleve a una mayor responsabilidad corporativa. Exxon no es la única petrolera molesta, pero sí la primera en acudir a los tribunales; expertos jurídicos prevén que otras firmas se sumen o presenten amicus curiae en las próximas semanas.
El equipo de abogados de Exxon sostiene que el estado se excede en sus atribuciones y que la regulación federal es el ámbito adecuado para este tipo de reportes. Activistas ambientales replican que la demanda es un intento desesperado de retrasar una tendencia inevitable: la descarbonización. “Hoy no se discute si las empresas deben reportar, sino cuándo y cómo”, señaló un profesor de derecho climático al analizar el caso.
La querella abre un nuevo capítulo en la pugna entre la industria de hidrocarburos y los gobiernos locales comprometidos con la transparencia ambiental. El 25 de octubre, el debate se polarizó y, para muchos, el litigio ilustra la resistencia de grandes corporaciones a asumir públicamente su huella climática en tiempos de emergencia ambiental. La corte aún debe pronunciarse, pero cualquiera que sea el fallo, marcará precedente para futuras políticas de información ambiental.