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"LA PENSIÓN DE LOS EX PRESIDENTES: NO SE SIRVEN NI UN VASO DE AGUA"

Doscientos mil pesos mensuales, en números cerrados, eso es lo que se embolsa cada ex presidente de México por concepto de la pensión que reciben. Sin duda que es una buena cifra, creo que cualquier persona estaríamos encantados con una pensión de ese monto. Incluso, a nivel internacional, es muy buena pensión, pues los ex presidentes de otras naciones no reciben sumas tan jugosas, usualmente tiene derecho a cantidades más bajas, incluyendo a los ex mandatarios de las principales potencias mundiales.

Pero este importe mensual no es lo único que reciben, inclusive no es lo más significativo, no es lo que más nos cuesta a los contribuyentes, pues también tienen derecho a contar con 25 personas para la atención de sus oficinas y gestiones, personas que desde luego están en la nómina del Estado Mexicano y son pagadas con los recursos del erario.

Esta estructura administrativa les permite seguir operando, sus asuntos personales y de negocios, con gran comodidad y con cargo al presupuesto, pues tienen a su disposición desde directores generales, subdirectores, jefes de departamento, auxiliares, choferes y secretarias; vaya, se les monta todo un corporativo para que no batallen ni en servirse un vaso de agua.

Adicionalmente, les pagamos sus seguros de vida y de gastos médicos mayores, a ellos, a sus esposas y a sus hijos, hay nomás. Digo, hay que cuidarlos, no vaya a ser que luego hasta tengan que utilizar su pensión para pagar alguno de sus gastos.

Por supuesto que también cuentan con la seguridad del Estado Mayor Presidencial y con elementos militares que se encargan de su protección, lo cual se cuece a parte, pues creo que es razonable que el Estado se encargue de su seguridad, sobre todo en los primeros años después de que terminan sus mandatos.

El tema de la pensión y de los privilegios que reciben, se encuentra en la agenda mediática del momento, pues algunos candidatos como Andrés Manuel López Obrador, están proponiendo desaparecerla para que no sigan siendo una carga para el erario, mientras que otros como José Antonio Meade Kuribreña, opinan que debemos de cuidarlos y hacernos cargo de sus gastos por los servicios que le brindaron al país. Son posturas opuestas.

En opinión de su escribidor, no se trata de dejarlos sin ningún beneficio, pero tampoco de tenerlos viviendo como si se tratara de una monarquía. Hay que encontrar el punto medio de acuerdo a las mejores prácticas internacionales, y siempre de acuerdo a la realidad de nuestro país.

Resulta que el tema no se encuentra legislado, sino que únicamente se sustenta en un Acuerdo presidencial que comenzó Luis Echeverría Álvarez y que después amplió Miguel de la Madrid Hurtado. Y por eso cada mandatario vuelve a firmarlo, para no romper la cadena de beneficios.

Es el punto, es la solución, es un tema al que ya tenemos que meterle mano en el Congreso de la Unión. Es un asunto en el que muy bien se vería nuestro próximo presidente o presidenta, si al tomar posesión, envía la iniciativa correspondiente para que el poder legislativo lo reglamente de acuerdo a los mejores criterios.

Para su opinador, resultaría justo que sí cuenten con una pensión, no del monto actual, pero sí que se reglamente lo que corresponda, y eso sí, que tengan derecho a ella hasta que lleguen a edad de retiro, como todos los mexicanos, pues hay casos extraordinarios, como el de Carlos Salinas de Gortari que a los 46 años de edad ya era ex presidente, o el de Luis Echeverría Álvarez, que aún vive y ya tiene 42 años con la pensión.

Sucede que si se vuelven ex presidentes todavía en las décadas de los cuarenta o cincuenta años de edad, es perfectamente factible que continúen trabajando, como cualquier persona de este mundo.

Además, un ex presidente es una persona con altísima experiencia en múltiples temas, así que sin problema puede producir y contratarse en los máximos niveles públicos y privados del mundo. Le aseguro que con la información que conocen y con la experiencia que poseen, para algo bastante bueno les alcanza.

Así que adelante con una pensión razonable en su edad de retiro y con la seguridad del Estado durante los años necesarios, pero nada más. Ojalá lo legislemos pronto, para que cualquier gusto, privilegio o comodidad que deseen, pues que la tengan, pero pagada de su bolsillo, con el dinero producto de su trabajo.

¿O será que es una utopía meterlos al redil?

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.
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