
Lograr un turismo libre de plástico es un desafío. Pero merece la pena
El plástico ha transformado muchas actividades, incluido el sector de viajes y turismo, desde que su uso se generalizó a principios del siglo XX. Artículos de plástico de un solo uso, como botellas y cubiertos, se convirtieron rápidamente en básicos para hoteles y destinos turísticos. Sin embargo, con una sociedad más consciente del impacto ambiental, el uso de plástico en el turismo está siendo cuestionado.
La industria del turismo contribuye significativamente a la contaminación por plásticos, especialmente durante temporadas altas en regiones como el Mediterráneo. Según WWF, la contaminación por plásticos en el mar puede aumentar hasta un 40% en estas temporadas. Los propios viajeros desaconsejan cada vez más los destinos con residuos plásticos visibles, lo que puede dañar la reputación de un lugar y disuadir a futuros visitantes.
Aunque el cambio hacia un turismo libre de plástico es desafiante, hay iniciativas que muestran que es posible. Por ejemplo, EcoDrop en Zimbabue instaló estaciones de recarga de agua en zonas turísticas como las cataratas Victoria, lo que permite a los visitantes y residentes rellenar botellas reutilizables, reduciendo así el uso de plástico. Estas iniciativas demuestran que, con el apoyo adecuado, es posible adoptar un enfoque más circular y sostenible.
A medida que crece la demanda para reducir el uso de plástico, muchos hoteles han comenzado a buscar alternativas. Sin embargo, simplemente sustituir el plástico por otros materiales desechables no fomenta un cambio hacia prácticas más sostenibles y circulares. La clave está en adoptar un modelo de mejora continua e innovación, alineado con los principios de la economía circular.
El camino hacia un turismo libre de plástico tiene sus desafíos, pero los beneficios para el medio ambiente, las empresas, las comunidades y los viajeros hacen que valga la pena el esfuerzo.
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