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-Los camiones nuevos sólo fueron para selfie -Nadie mueve un dedo por el camino a Mazatlán
 -Otra, la incongruencia en plan de inversión
 -Es el jefe policiaco quien calienta la plaza




Los usuarios del sistema de transporte semimasivo, hoy renombrado Bowi, se quedaron con un palmo de narices.


Transcurrió todo el fin de semana y no se vieron por ningún lado las modernas unidades que funcionan con gas comprimido, tecnología que permitirá reducir costos y gases contaminantes.


Vehículos nuevecitos, que permitirían sustituir algunas de las unidades que ya se encuentran peor que chatarras, sin mantenimiento preventivo alguno. Fueron criminalmente descuidados.


Hoy deambulan esos camiones rojos hechos una piltrafa tanto en su carrocería como en su interior, en un servicio de transporte venido a menos.

El internet está por los suelos, igual que la planeación de recorridos en horas pico, verdadero suplicio por la saturación inmisericorde.


Los camiones son un auténtico foco de infección: los asientos, pasamanos, cubiertos de suciedad; difícilmente resisten una inspección sanitaria.
Pues ese es el servicio que subsiste.

De las unidades nuevas sólo está la selfie de Javier Corral, festejando una ilusión de atención a los usuarios del transporte, en el circo, maroma y teatro armado la semana pasada.


Porque lo único que hay por el momento son las unidades coloradas, algunas con pegotes del Bowi; las más con la calcamonía arrancada del Vivebus que se niega a morir.


 

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Han transcurrido más de 60 días del cierre de la carretera Durango-Mazatlán, en dos tramos que se vieron afectados por deslaves y un accidente de una pipa con gas, que causó afectación a la estructura del puente localizado a unos metros del túnel “Carrizo”.


La afectación es grave. Por ello, miles de vehículos han sido desviados a la carretera libre, donde de nueva cuenta existe saturación de camiones de carga y vehículos.


Hay que recorrer la rúa en forma tortuosa, entre baches y peligrosas curvas, aumentando hasta tres veces la cantidad de tiempo empleado en vehículos ligeros y hasta cinco veces en camiones de carga.


Durango ya ha manifestado su preocupación. Hubo de inmediato una baja en cuestión turística y daños en el comercio. No tardaron en pegar el grito en el cielo.

El gobernador José Rosas Aispuru, un día sí y otro también llama la atención.
Pero Chihuahua, está dormida. Pareciera que se trata de una carretera lejana, ajena a los habitantes del Estado Grande.


No es cierto. Es la puerta más cercana por tierra a destinos de playa y es también una ruta comercial importante.


Luego entonces no hay explicación de la ausencia de atención por parte de las áreas competentes del gobierno estatal, que ni pío han dicho al respecto.


Más aún cuando la violencia enseñoreada por todo el territorio estatal, ha provocado alerta de viajes por parte del consulado norteamericano. No debería tomarse tan a la ligera.


 

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Hay un dejo de incongruencia en la postura que por un lado tiene ya prácticamente todo el segundo semestre del año con anunciados planes de obra pública.


Había júbilo desbordante, en unas fanfarrias que recorrieron toda la entidad y fueron profusamente difundidas en actos faraónicos.


Se trata del mega proyecto denominado Plan de Inversión 2019-2021, del cual poco hemos conocido y se conserva en las sombras. Meras buenas intenciones.


La realidad, esa que tira por los suelos cualquier sueño guajiro de bonanza, es el préstamo a corto plazo por mil 400 millones de pesos.


Tragaron bolitas tanto en Palacio de Gobierno como en el Héroes de Reforma; un crédito más, pero la lumbre está en los aparejos. No hubo para adelantar aguinaldos con el Buen Fin encima.


En el fondo el préstamo cumple con los requisitos jurídicos. No podría cuestionarse la facultad que tiene el gobierno para adquirir ese compromiso financiero dándole la vuelta al Congreso del Estado.


Lo crítico se encuentra en que pretenden mostrar una administración boyante, sin problemas económicos, cuando en realidad se encuentra apalancada a más no poder en los “fiados”, sin posibilidad de maniobra alguna.


Hay en ese contexto un déficit acumulado que la asfixia y una hacienda federal que ha cerrado cualquier posibilidad de ayuda de fin de año. Ya no hay a quién echarle la culpa.


 

***


No le quedo de otra al Instituto Estatal Electoral, más que tomar una decisión pragmática en aquellas mesas receptoras donde harán falta suplentes.

Lo importante es contar con propietarios y habilitar funcionarios genéricos, que podrán actuar en cualquiera de las mesas receptoras que hagan falta.


La operación del domingo tendrá entonces un cuello de botella con la integración de las mesas, aderezado el estrés con personal que apenas fue capacitado, y que tiene escasa preparación.


Un elemento adicional es la presentación de resultados. La presión hacia el órgano electoral es la divulgación de resultados preliminares forzosos el mismo día.

De otra forma será rebasado por la operación del grupo promovente y el ayuntamiento.


El vacío hasta el cómputo definitivo generará una tensión política innecesaria, que llevará a las impugnaciones, que de por sí se anticipan por la nula divulgación de la fecha y ubicación de mesas, lo cual deviene en una necesaria causal de nulidad, que sería grave, terrible para el proceso plebiscitario inédito.


 

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Ya se sabía de la conformación de comités de defensa de la Cuarta Transformación, pero el mensaje de Marcelino Gómez Brenes es muy significativo.


Dice el responsable regional de la Secretaría del Bienestar en la ciudad de Chihuahua, “la Patria nos necesita, en tu municipio, comunidad, barrio o colonia integrate al Comité y estemos organizados de forma pacifica defendiendo la 4ta Transformación de México #defendamosLa4T”.


Por si faltaba algo para la polarización del contexto político existente, estos comités abonarán sin duda a ello. La radicalización, del discurso a la acción. La imagen es de Pancho Villa, con sus cartucheras cruzando el pecho y una bandera de fondo en el mensaje de redes sociales.


 

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El coordinador regional de la Agencia Estatal de Investigación, Alberto García Ocaña, tiene permiso para operar a su antojo en todas las zonas del estado, pese a que formalmente tiene jurisdicción sólo en la zona centro.


Con operativos planeados entre la frontera de lo legal y lo ilegal, el jefe ministerial ordena “reventar” casas de seguridad, detener arbitrariamente personas, hacer decomisos en diversos puntos del estado e incluso agredir a familiares de presuntos delincuentes buscados por autoridades estatales y federales.


Eso ocasiona -como dicen en el bajo mundo policial- que se caliente la plaza por donde quiera que pasa.

Y cómo no, si hasta para cazar delincuentes hay que tener límites, como la familia, con la que no se vale meterse hasta por simple ética, no se diga por las venganzas que eso ocasiona.


Eso poco le importa, al fin que quienes la llevan son los comandantes y agentes que deben estar de planta en determinados lugares.


Pero además ni reporta todos los decomisos, ni todos los detenidos. Lo hace a medias o llega a arreglos con ciertas células de algún grupo.

Al fin que quienes sufren las consecuencias son los agentes estatales preventivos y ministeriales que quedan con la sartén hirviendo una vez que se retiran los operativos especiales que manda García Ocaña.


Por eso que buena parte de la AEI lo responsabiliza de ataques en los que han resultado heridos o muertos sus compañeros.


El último de los casos es el de Aldama, donde cayeron los comandantes Javier Ontiveros y Gerardo Barajas. No hay que buscarle mucho para detectar a la gente de García Ocaña haciendo de las suyas previo al ataque del pasado 25 de octubre.


Indudablemente a la AEI le hace falta una buena sacudida, aparte de las que de forma constante le dan los “malandros” que ha han infiltrado.

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