
-Apechuga bien cruzadito de piernas -A la yugular AMLO del conservadurismo -De quinta categoría instalación del Congreso -Impune protegido de Mario Vázquez
En primera fila, el gobernador de Chihuahua aplaudió sin rubor alguno al presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, con motivo del primer informe. Sentado junto a Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, muy platicador con ella, pierna cruzada estilo extra fifí, en tonos azules, Javier Corral se desvivió en halagos.
Desde que llegó muy temprano a la cita frente al Zócalo Capitalino, en entrevista banquetera para Milenio, se mostró complaciente. Ponderó la seguridad pública y los esfuerzos de coordinación. Mas tarde en redes sociales matizó su posición, con una crítica tenue, pusilánime en el tema económico. En lugar privilegiado, apechugó completo el discurso político de Andrés Manuel, junto con el resto de sus homólogos panistas, que también obsequiaron palmas. Particularmente aquello de los conservadores moralmente derrotados, con una cuarta transformación que ha avanzado cómodamente. Con escasa confrontación. Conservadores nerviosos y fuera de quicio. A la distancia, en el Estado de México, Marko Cortés espetó dura crítica al presidente, pero en red social, oposición fifí de smart phone, que para colmo no encuentra eco en sus gobernadores institucionalizados. De esto Corral pareció no darse por aludido. Invitado de piedra a un evento que se convirtió en un encuentro de mensaje político. Cayó redondito a su vanidad.
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Quien aprovechó el encuentro fue Juan Carlos Loera, el delegado de programas federales. Saludó a diestra y siniestra a la primera línea del gobierno federal, en el patio de Palacio allá en México. Y marcó con claridad su posicionamiento con mensaje directo a las filas internas del partido Morena, con una foto que posteó sonriente Martí Batres. Es dicha instantánea muestra de que se sube con todo en la disputa interna, que esta semana arrancó fuerte reclamo y jalón de orejas de Andrés Manuel en la mañanera de mitad de semana. La pelea entre Martí Batres el expresidente del Senado y el coordinador morenista en dicha Cámara, Ricardo Monreal, no baja ni un ápice. Y se traslada hacia la sucesión de la dirigencia nacional del Movimiento de Regeneración Nacional, con repercusiones en el proceso interno a nivel estatal. La imagen que le mostramos en nuestra edición digital incluye un tercer personaje. Miguel Colunga, el coordinador de Morena en el Congreso del Estado. Desatendió su responsabilidad local para irse al tour. No oculta con ello Colunga su manejo en acuerdo cerrado con Loera, con jugada local en Chihuahua, de la mano del gobernador Corral. Colunga ha sido fiel operador de éste compromiso político, la reestructura de la deuda y recientemente el reviente de la presidencia de Morena en el Congreso.
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Imposible en este escenario no tocar el primer informe de Andrés Manuel, que reunió a la nueva con la vieja clase política. Ahí estuvo la nomenclatura que llega con Morena al Poder Presidencial a un lado del ala conservadora, duramente zaherida por el discurso que empezó con sabor a miel y terminó con hiel. El tono conciliador terminó siendo retador. Hasta Maquiavelo acompañó a Juárez para dar soporte al discurso presidencial. Hizo un duro diagnóstico de la situación desastrosa en que recibió el país, corrupción, impunidad, derroche abusivo de los recursos; presentó uno a uno sus proyectos y los defendió, junto con los avances; insistió en que es mejor el desarrollo que el crecimiento, y se fue a la yugular del conservadurismo. Lo dió por desahuciado. Fue una hora y cuarenta minutos de alocución fluida, con sus frases fabricadas, pero con pocas improvisaciones y el oso que nunca falla. Incómodo, Andrés Manuel buscaba entre los invitados al empresario Bremer, a quien quería felicitar ahí, frente a todos, por comprar la casa -emproblemada jurídicamente- de Zhenli Ye Gon. Un evento de un solo hombre. Una sola silla al frente. Sin banda presidencial ni mayor protocolo que un saludo marcial a la bandera. Tercer informe al pueblo, le llamó. Pero en el mar de corbatas, camisas blancas y trajes impecables no se vio pueblo. Los titulares de los poderes se quedaron en la sillería. Desdibujados. Era Andrés Manuel exclusivamente solo en el escenario sin contrapeso alguno.
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Por cierto, la instalación de la mesa directiva del Congreso del Estado, sesión solemne con presencia de los otros dos poderes del Estado, se convirtió en evento de quinta categoría. Hasta la escolta de la Quinta Zona se retiró por impuntualidad en el inicio. Corral prefirió irse a México a cumplir la invitación social al evento presidencial en Palacio, que cumplir su obligación de estar presente en el poder legislativo local. Fue Fernando Mesta, el innecesario secretario general, quien lo sustituyó. Morena hizo el vacío en las curules. Pese a ello, Ana Carmen Estrada rompió la línea partidista y tomó protesta en la directiva que será impugnada jurídicamente, pese a que con ello la convalida. Sus días en el Movimiento de Regeneración Nacional parecen estar contados.
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En el PAN no hubo mayor novedad con la votación de los consejeros estatales y nacionales. La lista ya había sido palomeada, pero siempre hay movimientos. Es el Consejo Estatal y el Nacional, referente necesario de decisión hacia el interior del partido albiazul, por lo cual se convierte en codiciado espacio. Al Nacional como era de esperarse va Maru Campos, César Jáuregui, Fernando Álvarez. En el estatal Marco Bonilla sorprendió con el primer lugar, Mario Vázquez en segundo, Roberto Lara en tercero y Mario Mata en cuarto. En general, pese a estos datos, muy cargado hacia el Directivo Estatal. Hay una victoria aparente de la happy family, pero en el fondo muy clarita del Yunque. Corral sabe por dónde le llegaron, pero ya no le alcanza ni para enderezarse.
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Un funcionario, casi aviador, de la Dirección de Mantenimiento Urbano, ha cobrado fama en el gobierno de la capital, por la descarada protección que por alguna extraña razón le brinda el jefe del Gabinete Municipal, Mario Vázquez Robles. Su nombre es Adrián Cuéllar y su expediente informal asienta, además de la impunidad que le garantiza el exdirigente estatal del PAN, que es un empleado conflictivo que carga varias quejas por acosar a trabajadoras jóvenes de la dependencia a la que fue asignado. También le gusta amenazar a los empleados con iniciarles procesos para correrlos, si reniegan o pretenden incumplir alguna instrucción absurda como las que suele girar, supuestamente a nombre de sus superiores. El año pasado Cuéllar fue señalado por hacer campaña a favor del PAN en vehículo oficial. Lo vieron en varios cruceros a bordo de la unidad municipal que tenía a su cargo, pero no lo pudieron correr gracias a la intervención de Vázquez Robles. El colmo fue este fin de semana, cuando chocó su unidad municipal con otra del Consejo de Urbanización Municipal y se dio a la fuga. Y no fue cualquier choque. Se presume que lo hizo de forma intencional, pues el vehículo del CUM era manejado por un hombre con el que Cuéllar tiene problemas personales, relacionados con corazones rotos, celos y demás. Del hecho no se tomaron medidas aunque llegaron reportes de testigos del choque y al parecer tampoco habrá consecuencias por la protección del jefe de Gabinete.
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