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Marcelo

Marcelo González Tachiquin ha sufrido en carne propia la persecución y venganza pasional de Javier, quien, a base de jueces de consigna ignoró los derechos y garantías individuales que consagra la constitución, tanto la federal como la del estado.

Los delitos por los que Marcelo fue acusado no ameritaban la cárcel para llevar un proceso penal justo. Sin embargo, el odio y la pasional venganza de Javier propició que se “obligara” - no se sabe cómo- pero lo hizo, a que los jueces actuaran violando esas garantías. Hoy tiene un brazalete en su tobillo y su casa como prisión aunque eso está por terminar pues ha ganado todos y cada uno de los juicios a los que fue sometido, inclusive los amparos. A días de quedar completamente libre y sin deudas -que nunca tuvo- con la sociedad.
Marcelo prepara una serie de demandas por los agravios sufridos y la ley aplicada correctamente pondrá en su sitio a todos aquellos que resulten responsables de tales atropellos, extorsiones y abusos.
La justicia empieza a mostrarse clara y llana (Dura lex, sed lex) y los que creyeron que podían manipularla a su antojo y contentillo pagarán ante la justicia; ellos si, serán sometidos a juicios justos y con respeto pleno a sus derechos y garantías individuales. Podríamos decir que no lo merecen pero no se puede ser igual que ellos por lo que la ley debe ser como es: igual para todos.
Desconozco la lista de los que serán demandados pero si sé que es extensa.
Marcelo es doctorado, ahora, aún con su brazalete, su nivel de estudios y preparación le permite trabajar desde su casa intensamente a través de los medios modernos de comunicación con una empresa canadiense y ha ido recuperado su prestigio, que nunca debió verse manchado, como persona y se le reconoce su gran calidad como maestro en las áreas de superación personal.
Fue funcionario en el sexenio anterior y una de las víctimas de los expedientes X. Ahora que se sabe cómo utilizaban la que antes fue la casa de gobierno, uno puede imaginar lo sanguinarios que fueron con los presos políticos del quinquenio.
Los detenidos han salido libres, no todos, hay quienes siguen en la cárcel, no se sabe de sus procesos casi nada, pero algo debe quedar claro: quiénes resulten responsables, o sea vencidos en juicio tendrán que pagar a la sociedad por sus culpas.
Obvio, no resultó así en el caso de Marcelo, por lo que los chihuahuenses que lo conocemos debemos saber que no fue vencido en ninguno de los procesos que se le fincaron. Tiene, por lo tanto, el derecho consagrado en nuestras leyes de regresar a su vida normal.
Lo vivido en la cárcel ya nadie se lo podrá quitar pero él es fuerte y sabrá superarlo. Sus hijos lo necesitan entero y así lo ví hace unos días cuando platiqué ampliamente con él.

Terquedades
Siguen las caravanas de emigrantes. Y yo insisto en preguntar: Quién paga? Quién organiza y dirige y qué diablos buscan con ese caos que están provocando desde hace años?
Yo me pregunto, ¿Dónde se encuentran los defensores vehementes del género y de los niños? Acaso no los ven transitar en condiciones supuestamente inhumanas?.

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