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El ejercicio de gobierno

Gobernar legítima y/o desgasta.

Siempre que un funcionario toma protesta de un cargo, máxime si es elección, como los cargos en los tres ordenes de gobierno que tenemos en México, llega con las mejores intenciones de hacer lo mejor que pueda por la gente que votó por el ella (él).
Algunos logran realizar un trabajo aceptable que les permite continuar una carrera política, asumiendo otros cargos de elección popular, pero la mayoría no tiene éxito para continuar en la política.
Cada decisión que se toma desde una posición de elección pública, sea de alcalde o de gobernador. legitima su gobierno o lo desgasta.

Desde el nombramiento de funcionarios que le acompañarán, si elige los adecuados, la gente lo percibe, pero si elige a quienes no tienen la capacidad y el prestigio mínimo para desempeñarse también pone en entredicho su gobierno ante la sociedad.

Se entiende qué hay compromisos de partido, de campaña, de amistad, de alianzas, de intereses, etc. Pero debe entenderse que van por encima de los resultados que comprometieron en campaña o que desean dar a la sociedad que los eligió.

La sociedad no es leal de manera incondicional, su lealtad depende de los resultados que se le entreguen durante el ejercicio de gobierno.

Llegar a ocupar un puesto de elección popular, a veces es de locura, porque se les acerca mucha gente que los distrae y no les permite concentrarse en lo suyo. Ese fenómeno, muy de humanos, es normal, pero hay que administrarlo con inteligencia. El tiempo de un gobernante tiene que ser programado, no de forma inamovible ni cuadrado, por que debe ser flexible, pero con programa.

Por ejemplo: para acceder a los recursos que tendrán a su cargo, los presidentes municipales tienen 4 meses a partir de su entrada en funciones y los gobernadores cuentan con seis meses. Es obligatorio elaborar cuidadosamente un Plan Municipal de Desarrollo y, en el caso del gobierno, El Plan Estatal de Desarrollo.
Todos cumplen ese requisito, pero casi nadie le da seguimiento. porque aunque lo hacen bien (algunos) la marejada de cosas que se les presentan a todas horas en sus oficinas los despega de todo lo importante y los abruma con cosas supuestamente urgentes.

Debe haber espacio para todo, incluidas esas urgencias o las salidas a comer o contestar llamadas, mandar agradecimientos, contestar correspondencia y continuar las relaciones públicas por que todo es parte de su función, pero debe hacerse un espacio suficiente diario para visualizar de manera muy sencilla -no simple- las tareas, acciones y objetivos que se hayan puesto en el “Plan de Desarrollo” y que deben ponerse en marcha.
Los funcionarios acostumbran llegar a la oficina a tomar un café y leer la prensa digital o escrita; también conversan entre ellos sobre los diarios acontecimientos, eso está bien, es necesario, pero luego hay que ver qué sigue en el “Plan de Desarrollo, del trienio o del sexenio para aplicarse a realizarlo.

Desafortunadamente muchos funcionarios después de leer la prensa y tomar café y platicar con sus compañeros, dedican el resto de la jornada a esperar quien llega a su oficina y atenderlo, cosa que, por supuesto debe hacer, pero la importancia de su trabajo está fundamentalmente en el documento que conjunta el “Plan de Gobierno” y hay que darle atención y operarlo de acuerdo a los tiempos pactados.

El presupuesto debe fluir de acuerdo a un programa definido y nunca a capricho de un tesorero o el propio mandatario. Se trata de que la maquinaria humana utilice los recursos disponibles y programados en tiempo y forma.

La tarea principal del gobernante (El jefe -a-) es la de convertirse en el facilitador de que a cada uno de sus funcionarios se les dote de los recursos necesarios para el desempeño de su función.

La tarea del presidente municipal y de la gobernadora debe ser reducida (nunca minimizada) a un documento en su escritorio que le diga: qué están haciendo, quién lo está haciendo, dónde lo está haciendo, cuándo inició y cuando termina y, por supuesto el monto de presupuesto que será utilizado.

Con esa sola lámina de trabajo puede iniciar obras, visitar avances, pedir cuentas a todos y a cada uno de sus funcionarios acerca de retrasos, avances, inauguraciones, etc., también puede jalar orejas, cambiar funcionarios, etc.

La correcta aplicación de su programa de trabajo requiere de la supervisión de la persona elegida por el pueblo y ese tipo de Planeacion se lo permite con toda holgura, y le deja tiempo para otro tipo de compromisos personales, políticos y de relaciones públicas.

El viva viva y las palabras al oído sólo los confunden y, a veces, los transforman en una especie de deidad para sus cercanos que por lambiscones van creando un cerco infranqueable para los mortales.

Con el cronograma mencionado, derivado del “Plan de Desarrollo” la gobernadora o el presidente municipal se enteran de que una obra no está concluida en los tiempos programados y habiendo tenido los recursos a su alcance, entonces debe haber un responsable, y por pequeña que sea la acción u objetivo no alcanzado, tomar las decisiones necesarias para que no vuelva a ocurrir.

El diablo está en los detalles.

Ojalá acerquen a las personas adecuadas para recibir la asesoría correcta en la elaboración y después en la evaluación y seguimiento de su Plan de Desarrollo
.
Hay profesores en las universidades, hay despachos especializados en eso, hay personas que saben hacerlo, en fin, si se puede, pero hay que hacerlo, por que es fundamental para quienes tienen aspiraciones más allá del puesto que ahora ocupan.

Gobernar al día a día no es gobernar.
Gobernar dejando libres a los funcionarios por más confianza que se les tenga tampoco.
Gobernar con ocurrencias diarias lleva al caos.
Por último.
Después de gobernar hay que ser ciudadano de nuevo y la aceptación social es crucial.
Hay tiempo para todos, esto apenas empieza, apenas tomaron posesión de sus cargos.

Terquedades
La emigración inhumana está pagada y no se vale lucrar con el dolor y sufrimiento de esa gente.
Javier la lumbre alcanza, hay que correr más rápido.
Un retacillo:
La política no tiene justicia ni es ni será justa jamás. Mejor háganlo bien.

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