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EL INNOLVIDABLE LOPZ-GATELL RAMIREZ

La pandemia del COVID en Mexico ha costado más vidas que todas las guerras.
Alguien pensaría que es irrelevante o que no tiene sentido la comparación, pero lo dejo a su criterio.

De lo que he leído tengo números más o menos así:
En la Independencia de Mexico perdimos un máximo de 500 mil, en la primera intervención de Francia con la payasada conocida como “guerra de los pasteles” murieron unos doscientos entre ambos bandos, en la guerra contra Texas, por su declaratoria de independencia de Mexico unos 4000, también entre ambos bandos, en la invasión norteamericana cuando perdimos la mitad de nuestro territorio murieron unos 30 mil mexicanos, incluidos los Niños Héroes, en la guerra fratricida, conocida como la guerra de 3 años, previa a la segunda intervención francesa, perdieron la vida medio millón de mexicanos, en la 2a invasión francesa e imperio de Maximiliano unos 75 mil y en la revolución mexicana cerca de 1.4 millones perdieron la vida.
En la pandemia del COVID, subestimada hasta ahora por el gobierno y por el sistema de salud se cometieron errores desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), en varios países desarrollados y, principalmente en Mexico, en cuanto a los tiempos, las políticas públicas y los recursos destinados a su prevención y combate.

La OMS, por ejemplo, fue tardía e irresponsable en el reconocimiento y declaratoria de la pandemia, además perdió tiempo para recomendar el mejor medio de protección preventiva: el cubrebocas.
Aún así hubo países como Nueva Zelanda (el mejor de todos) que tomaron las medidas correctas y evitaron el daño a la población. Hubo otros que también lo hicieron bien como Taiwán, Hong Kong, Korea del Sur, Dinamarca, etc., otros iniciaron acciones muy equivocados pero fueron capaces de corregir como Suecia, Inglaterra, España, USA, etc.
México cometió los mismos errores de la OMS y de los otros países, tanto los enumerados aqui como los no incluidos, por espacio, pero a diferencia de ellos en México nunca se corrigieron los errores.

Primero se dijo que era una gripe más, que todos nos contagiaríamos pero al aliviarnos quedaríamos inmunes y quedaría saldado el problema. Luego cuando se dimensionó su capacidad de matar, se dijo que morirían algunos pero que la inmunidad de rebaño (inmunidad comunitaria) nos salvaría. Cuando se dieron cuenta de que los enfermos de COVID recuperados no quedaban inmunes más que una pequeña cantidad de tiempo, y que los enfermos asintomáticos transmitían la enfermedad, siguieron apostando al aplanamiento de la curva y con modelos matemáticos y un sistema Centinela reducido a capricho, nos siguieron engañando con potenciales números de muertos que -quizá pensaban- nos parecerían pocos y transitaríamos rápido por la pandemia.
Se habló de 6000, luego 8000, después 12000, enseguida 30000 y en caso de catástrofe se dijo que hasta 60 mil mexicanos perderían la vida pero luego de algunos meses llegaría la inmunidad de rebaño.
El descontrol imperaba y Lopez-Gatell seguía mintiendo. Que las pruebas eran innecesarias, que el cubrebocas no servía, que la sana distancia y el lavado de manos eran suficientes.

La inmunidad de rebaño o comunitaria llegará, si, sin duda, pero vía vacunación y para ello es necesario alcanzar casi un 80% de vacunados. Con la salvedad de que las mutaciones del virus o variantes han demostrados que aún los vacunados pueden contraer otra vez la enfermedad.
(cómo le pasó a quien esto escribe) Con lo que el ciclo se vuelve vicioso y más difícil de controlar.
Apostar a que era una gripita, a que hubiera camas disponibles para los muy enfermos, pidiéndole a la gente que se quedaran en casa y acudieran al hospital hasta que ya se sintieran muy mal, sin llevar a cabo la toma de pruebas - tal vez por el costo- y seguimiento de contacto de contagiados fueron errores garrafales dignos de un criminal y que hasta pueden calificar de genocidio por negligencia.

Cerrar fronteras a tiempo, poner cubrebocas obligatorio, lavado de manos continuó, el confinamiento necesario, la toma de pruebas y seguimiento de contactos con los contagiados fue el éxito de los países; por cierto, los tres que mejor lo hicieron dirigidos por mujeres, fue el éxito de los que menos gente perdieron.
En cambio en México los errores y ahorro en gastos, así como las mentiras a la población con un modelo matemático incompleto, un sistema centinela cercenado, la cerrazón y la politiquería de Lopez Gatell llevaron al presidente a cometer el peor error de la pretendida 4a transformación.
La realidad empieza a imponerse y el número de muertos ya rebasa la capacidad de asombro de todos y lo peor es que México sigue sin corregir el rumbo. Siguen empecinados en que ahora -sólo hasta ahora- con las vacunas llegaremos a la inmunidad comunitaria sin darse cuenta de qué hay otra oleada de variantes del COVID que al mutar recomienzan picos de infección en países que supuestamente ya habían superado sus picos, curvas, mesetas y no se cuantas tonterías decía y dice Lopez-Gatell, esos países están trabajando duro para evitar más muertes.
La condena para la humanidad es que COVID llegó para quedarse; que tenemos que encontrar mejores formas de tratarla, por supuesto, tendremos mejores vacunas y medicinas en el futuro, no hay duda.

Mientras tanto, increíblemente, aquí seguimos en la primera fase porque México, aunque duela mucho decirlo no ha salido de esa primera etapa y los muertos ofíciales que reconocen son muchos pero la verdad del número, y que descaradamente esconden es peor.
La factura no la cobra, todavía, el pueblo de México, les fue muy bien en las elecciones intermedias, salvo la joya de la corona CdMex, pero para 2024, cuando la verdad completa salga a la Luz, por que saldrá, la gente cobrará muy alto ese tremendo error de dejar morir de manera indolente o por negligencia, por ahorrativos, quizá por tontos, o por la razón que usted quiera, a más de un millón de mexicanos será terrible.
Aquel factor matemático de 8.2 era en realidad de 31.2: es decir, los casos se multiplicaban así, no como dijo Huguito López Gatell.
Aquel manual de echar un volado para decidir en caso de empate a quien intubar saldrá a la luz, al igual que la decisión de dejar morir a los de más edad con enfermedades preexistentes.
Lo descabellado de esos escritos que fueron mostrados al consejo nacional de salud no puede quedar sepultado.
Tampoco la forma en que desprotegieron, obligándolos a trabajar sin los insumos y protección adecuada, a la comunidad médica, de donde muchos, muchísimos perdieron la vida.

La negligencia de Alcocer y su vástago consentido López Gatell, solapado por el Presidente, también será de conocimiento público; de hecho, ya lo es y su persona ya es objeto del escarnio público, aunque parece carecer de vergüenza o pensar que con el apoyo de su papá Alcocer y su Jefe AMLO lo demás no tiene importancia.

Los regaños de la OMS a México tienen que hacerse públicos, y lo digo por qué es sabido que desobedecieron las indicaciones expresas de esa organización.

Perdonará una familia que entregó a su paciente, luego le dijeron que murió, enseguida que no habría entierro ni despedida y que tampoco podrían verlo?
Cuánto dolor está retenido en los corazones? Qué pasará cuando brote todo, cuando sea conocida toda la verdad? Las mentiras han sido bien protegidas hasta ahora pero uno sabe, todos sabemos, que se sabrán y cuando el pueblo cobre conciencia plena de lo que ha pasado veremos cómo les va.

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