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Sota, Caballo y Rey

Los villanos son simpáticos y los que creemos villanos no lo son.

A muchos les encanta tener villanos en la política. Si las cosas marchan mal se desquitan en las elecciones y eligen a la oposición sin importar los riesgos. Así resulta más tener culpables y con desquitar el rencor acumulado.
Gustavo Díaz Ordaz ha sido uno de los tiranos favoritos por excelencia. De él lo único que la mayoría de la gente recuerda y los que son jóvenes como para saber lo que realmente pasó se tienen que conformar con la historia escrita, casualmente, por el culpable. Y esa historia es sobre el genocidio del 68.

Gustavo Díaz Ordaz aprendió política de mano dura de Maximino Ávila Camacho, así que Gobernó con mano dura, gritos, regaños y severidad. Pero eso sí, hasta ahora, nadie ha podido o querido, si pudiera, acusarlo de corrupto.

Díaz Ordaz fue un presidente que no era aceptado ni mucho menos querido por los mexicanos. Se cree que por su aspecto físico pues era muy feo; y eso, en un país racista, clasista y elitista (aunque nos duela serlo) tiene mucho peso en la política.
¿No me cree? Basta con ver la televisión mexicana para darnos cuenta de que el nivel de discriminación es obvio.
Y por si aquello fuera poco, México acababa de tener a uno de los presidentes más carismáticos de su historia que era Don Adolfo López Mateos. Imposible para Diaz Ordaz competir ante los ojos del pueblo.

El gobierno de López Mateos funcionó porque el primero era la imagen del gobierno y Diaz Ordaz era el genio que hacía que el país funcionara. Con el dólar a 12.50 podemos darnos cuenta de algo muy simple: la clase trabajadora tenía un gran poder adquisitivo. Las verduras, la carne y otros alimentos costaban lo mismo al inicio y al final del sexenio.

El gobierno diazordista tuvo un auge en materia de construcción. Modernas autopistas por doquier y su obra más destacada: la primera línea del metro en el país. Una obra que se concluyó en tan sólo tres años sin dejar una deuda multimillonaria a la capital.

Desafortunadamente, sin darse cuenta tenía enemigos trabajando en su gabinete, comenzando por su secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez.

Sin embargo tenía un estupendo sentido del humor, he aquí alguna anécdota: Como candidato presidencial tuvo una comida con reporteros de la prensa extranjera. Entonces uno de ellos le preguntó si era cierto que los poblanos eran doble cara, a lo que el candidato respondió a tono de broma: "¿Usted cree que si los poblanos tuviéramos dos caras yo me pondría la que traigo?"

También en la campaña presidencial, visitó Tehuacán, Puebla. Y al entrar se topó con un enorme letrero en el que se leía: Tehuacán con Díaz Ordaz. A lo que el candidato exclamó eso debe saber horrible.

Ya en la presidencia fue a una gira de trabajo al estado de Veracruz, donde Fernando López Arias, el gobernador , quien tenía la cara chueca, (Le decían el "Pico chulo", y esos días había llovido sin parar. López Arias fue a recibir al presidente hasta la escalera del avión con un paraguas y le dijo: "¡Qué feos están los días!" A lo que respondió: "Pues no me irá a decir usted que los López están muy bonitos".

Pero en la plaza pública y en los discursos presidenciales era serio. Su amor a la patria lo describe en una frase: "Por los hijos, la vida; por la patria, los hijos."
Como Secretario de Gobernación en el sexenio de López Mateos, Díaz Ordaz reprimió sin pestañear la disidencia sindical organizada por el Partido Comunista. Si leemos un poco encontraremos a López Mateos como el presidente más represor de la época.

“Una de sus mayores pesadillas como Secretario de Gobernación fue el surgimiento del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), en 1961, liderada por el ex presidente Lázaro Cárdenas. Sí el mismísimo Tata Cárdenas se había declarado abiertamente a favor de la Revolución Cubana de Fidel Castro y en contra del gobierno de Adolfo López Mateos.
La ira del Tata, era porque Ávila Camacho abandonó el proyecto cardenista y lo sustituyó por un nuevo tipo de modernización económica. En el MLN militaban altos oficiales del ejército mexicano, ex diputados, ex senadores, ex gobernadores, ex funcionarios medios y altos y personalidades de izquierda como Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Luis Villoro, Eli de Gortari, Salvador Novo, Carlos Fuentes, Víctor Rico Galán y Fernando Benítez, entre otros.

El MLN se desintegró poco antes de las elecciones de 1964. Historiadores y analistas le adjudican al general Lázaro Cárdenas el fracaso del movimiento al mantener su militancia en el PRI y dar apoyo al candidato Gustavo Díaz Ordaz.

El gran dilema era elegir entre cambiar el sistema o acudir a los mecanismos de control político. Estados Unidos y la Unión Soviética estaban en plena Guerra Fría.
¿Democracia o totalitarismo? ¿Capitalismo o socialismo? Se corría el riesgo de que otros países siguieran los pasos de Fidel Castro en Cuba.

Para la gran mayoría de los mexicanos la matanza de Tlatelolco fue un arrebato de ira del presidente Gustavo Díaz, pero en el contexto internacional había tensiones; por ejemplo:
En su discurso de toma de posesión, el presidente Kennedy advirtió: "Castro es únicamente el principio en América Latina. Hay que neutralizar la influencia de Castro hacia otros países. Por otra parte, Estados Unidos utilizó el argumento de la "conspiración soviética" que pretendería instalar dictaduras violentas

Por si no bastarán los problemas
Descritos, en1960 en un encuentro con periodistas, le preguntaron al presidente Adolfo López Mateos cuál era la posición ideológica de su gobierno respecto de Castro, y éste respondió a la ligera: "Dentro de la Constitución, mi gobierno es de extrema izquierda". La tormenta política y la salida de capitales fue la respuesta.

Díaz Ordaz percibía la vecindad con Estados Unidos como una espada de Damocles. En su discurso de toma de posesión lo confirma: "Nacimos bajo el signo del anticolonialismo y en el pasado sufrimos invasiones, agresiones, intervenciones. De esos hechos históricos se nutre nuestra nacionalidad para condenar cualquier hegemonía de un país sobre otro, sin importar de dónde proceda ni la forma ni la modalidad utilizada.
Es decir que para GDO el comunismo no era su mayor problema sino la presión que ejercía Estados Unidos sobre México.
Los partidos de izquierda, los movimientos socialistas y partidarios de la revolución de Fidel Castro habían crecido en la última década. Al no encontrar resultados a sus demandas enfocaron su atención en los universitarios.

Sobre el movimiento estudiantil del 68 se ha publicado de todo con un sólo objetivo: satisfacer al lector con la idea de pueblo bueno, gobierno malo. Son pocos los estudios históricos y análisis políticos que han enfocado su atención en la matanza del 68 de manera imparcial. Herbert Braun es uno de ellos. Pone en tela de juicio las ideas modernizadoras y democratizadoras atribuidas a los estudiantes.
Resumiendo:
Gustavo Díaz Ordaz tenía grandes problemas en el 1968:
1. La presión del gobierno estadounidense.

2. Los Juegos Olímpicos.
3. Las manifestaciones estudiantiles manipuladas y financiadas con instrucción de renuencia al diálogo.

Trató de declinar la sede de los Juegos Olímpicos, pero se concluyó que podía perjudicarse nuestro crédito en los medios bancarios internacionales y deteriorarse nuestra economía.

¿Entonces cómo se explica la matanza de Tlatelolco?

En agosto de 1966 se fundó la Organización Continental de Estudiantes Latinoamericanos en la Habana, para "promover la solidaridad de los estudiantes del continente en la lucha contra el imperialismo.
En 1966 el rector de la UNAM, Ignacio Chávez renunció por las manifestaciones en contra de eliminar el pase automático e implementar el examen de selección a los aspirantes aunque fueran egresados del bachillerato de la UNAM.
La reacción fue la creación del Consejo Estudiantil Universitario. Así, la cercanía al Partido Comunista Mexicano y con la salida de Chávez, se nombró rector de la UNAM, a Javier Barros Sierra, quien con Adolfo López Mateos fue Secretario de Obras Públicas y tuvo varios desencuentros con Gustavo Díaz Ordaz.

De acuerdo con la historia oficial Barros Sierra solucionó todas las demandas de los estudiantes que habían provocado la renuncia de Chávez. Es decir que ya no había razón para manifestarse en las calles. Pero si algo nos ha enseñado la historia universal es que las tragedias no se dan solas ni por casualidad; porque siempre hay alguien moviendo los hilos.
Y los estudiantes fueron sus marionetas.

La mecha se encendió El 22 de julio de 1968, los alumnos de la vocacional 2 del Instituto Politécnico Nacional y la Preparatoria 1 de la UNAM cayeron en un pleito callejero tras un partido de fútbol.

El Ejército se apostó frente a la Preparatoria 1, al mando del general José Hernández Toledo y dispararon un bazucazo contra la puerta, luego los policías y militares aprehendieron a los estudiantes.
José Barros Sierra de la UNAM y Agustín Yáñez, titular de Educación Pública acordaron el cierre temporal de las preparatorias y vocacionales.

Recordemos que en 1968 la agitación estudiantil era un fenómeno desde Alemania occidental, Europa, Estados Unidos y hasta América Latina, pero no suficiente para que llegara al nivel de las manifestaciones en México. Cualquier tipo de manifestación requiere reclutamiento de participantes, organización y algún método de financiamiento.
De dónde el financiamiento

Dispensen una comparación imparcial con el presente: Hay numerosas similitudes con las manifestaciones por el regreso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en el sexenio de EPN. Quién financió, yo creo que la izquierda, porque con ellos marcharon los sindicatos de la CNTE, el SNTE, la extinta Luz y Fuerza, etc., los padres de los 43 viajaron a Estados Unidos y Europa para manifestarse ante organismos internacionales. Es razonable preguntar de dónde conseguían dinero, si tan sólo para vivir era difícil porque pasaron mucho tiempo manifestándose. Más aun, ¿por qué en cuanto AMLO ganó las elecciones desaparecieron las manifestaciones de los 43?
Se evaporó el reclamo de "Vivos se los llevaron y vivos los queremos". Ahora sólo queda la esperanza de por lo menos encontrar los cuerpos.
Volvamos al tema:
El 2 de octubre era un día de terror en el centro histórico. Todos cerraban sus puertas, porque los interesados salían a las calles a destrozar todo a su paso: ventanas, puertas, paradas de autobuses, lo que fuera. Y ni hablar de los Oxxos que saqueaban. Pero el 2 de octubre de 2018, justo cuando la "izquierda" ganó las elecciones, no hubo los tan comunes destrozos a negocios en el centro histórico.
Usted cree que veinte alumnos indignados con sólo el poder de convencimiento logren atraer cien mil personas (por dar una cifra). La realidad nos dice que necesita promover "el movimiento", convencer a la gente que abandone sus actividades cotidianas para marchar en las calles con pancartas y no de a gratis.
Otro arroz:
En los últimos días de diciembre del 2018 y el 2 de enero del 2019, cien personas se manifestaron afuera de Palacio Nacional por despidos injustificados en el SAT. ¡Cien! Tan sólo cien personas, de más 2500 despedidos. ¿Dónde estaban los otros 2400? ¿Falta de interés? ¿Falta de convocatoria? ¿Falta de financiamiento o de apoyo de algún partido político?

Lo mismo podemos preguntarnos sobre las víctimas del terremoto de 2017 en el Colegio Rebsamen en Tlalpan. ¿Por qué no prosperaron las manifestaciones de los padres que exigían justicia? ¿Falta de convocatoria? ¿Falta de financiamiento o de apoyo de algún partido político? ¿Sería porque hacer ruido no iba a afectar a Enrique Peña Nieto sino a la delegada de Tlalpan y futura candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum? Sólo es una especulación.

Si la manifestación beneficia, en este caso a los intereses de MORENA o a AMLO, la historia es muy distinta. Desde finales de diciembre de 2018 y enero del 2019 manifestantes instalaron un plantón afuera de la Suprema Corte de Justicia, con casas de campaña y decenas de pancartas en las que se exigía que los magistrados bajaran sus sueldos, de acuerdo a la petición de AMLO. ¿Quién en el planeta tiene tiempo, dinero y vida para hacer un plantón por algo así? En una investigación periodística de Milenio, se develó que varios de los manifestantes del plantón de la SCJN han participado en todas las manifestaciones de los últimos diez años. En pocas palabras: reciben ingresos y viven de eso.

Hoy en día, las redes sociales son una gran herramienta de comunicación. Pero en septiembre de 1968 la única forma de llegar a la gente era por medio de desplegados en periódicos, volantes, mantas, anuncios en paredes y voluntarios. Muchísimos voluntarios. Cientos. Y todo eso costaba miles de pesos. (Hoy en día, un desplegado en El Universal cuesta arriba de 200mil pesos.) Alguien tenía que financiar todo eso.
¿Quién estaría interesado en financiar y en promover el movimiento del 68? La historia nos dejó varias pistas.

Javier Barros Sierra había sido Secretario de Obras Públicas en el sexenio de Adolfo López Mateos y adversario de Gustavo Díaz Ordaz en la pre-candidatura presidencial. Cuando renunció Ignacio Chávez en 1966 a la rectoría de la UNAM, Díaz Ordaz aceptó la designación de Barros Sierra para limar las asperezas que habían quedado en el 63, cuando López Mateos designó a Diaz Ordaz candidato y no a Barrios o a Martinez Manautou.
La rectoría de la UNAM nunca ha sido cien por ciento autónoma. Por muchos años fue una extensión del PRI. Un claro ejemplo es la cercanía entre el ex-rector José Narro y Enrique Peña, quien le otorgó la Secretaría de Salud al doctor Narro, en cuanto terminó su gestión al frente de la UNAM. Las universidades estatales tienen el mismo poder de convocatoria que los sindicatos y lo han demostrado muchas veces. Pueden movilizar a toda una ciudad o al país entero. No es casualidad que los porros sigan existiendo después de tantos años. Tampoco es normal que el Auditorio Justo Sierra, dentro de CU, siga secuestrado desde 1999 por "grupos activistas". ¿Por qué no los sacan?

Después del bazucazo en la preparatoria 1, el rector tenía dos opciones: calmar a los estudiantes o apoyarlos, lo cual implicaba declararle la guerra a la Presidencia de la República. Y lo hizo. Alimentó el conflicto con un objetivo de sacar a Luis Echeverría de la candidatura presidencial y lanzar al precandidato de los universitarios: Emilio Martínez Manautou, secretario de la Presidencia. Luis Echeverría no se iba a quedar con los dedos cruzados.
Una de las fórmulas de la política más eficaces es "crear conflictos para luego solucionarlos". La huelga universitaria de 1966, como todas las huelgas estudiantiles en México, fue una manipulación de un grupo de priístas para quitar a Ignacio Chávez y colocar a Javier Barros Sierra como rector. El pleito callejero entre estudiantes del IPN y la UNAM fue tan sólo la carnada para derrotar a Luis Echeverría, entonces Secretario de Gobernación y posicionar a su propio candidato presidencial: Emilio Martínez Manautou, secretario de la Presidencia.
El error de Javier Barros Sierra fue no medir las consecuencias. Díaz Ordaz se encontraba en gira de trabajo el día del bazucazo a la Preparatoria 1. La orden la había dado Luis Echeverría a Alfonso Corona del Rosal y al Secretario de Defensa, Marcelino García Barragán. Es decir que Echeverría había mordido el anzuelo. Según los pronósticos de Barros Sierra, Echeverría Álvarez había cavado su propia tumba.
Nadie imaginó que podría ocurrir algo peor que el bazucazo. El rector de la UNAM apostó todo. Creyó que las manifestaciones obligarían a Echeverría a renunciar a la Secretaria de Gobernación y a la candidatura presidencial. Se equivocó.

Barros Sierra, al encabezar las marchas de protesta, pasó a la historia como el héroe del 68 pero metió a los estudiantes en una bomba de tiempo. Una malévola disputa por la candidatura presidencial de 1970. Cuando quiso establecer el diálogo entre universitarios y el gobierno fue demasiado tarde. Luis Echeverría había infiltrado gente al movimiento, inyectado dinero y proporcionado armas para que éste creciera, se saliera de control, se hiciera violento y a su vez se convirtiera en un conflicto nacional. Al mismo tiempo, Echeverría lograba que el presidente Díaz Ordaz encontrara en su Secretario de Gobernación a un funcionario leal y eficiente, capaz de mantener la estabilidad del país ante la inauguración de los Juegos Olímpicos.
El 2 de octubre de 1968 se llevó a cabo la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas por órdenes del secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez.

Documentos del director de Inteligencia e Investigación del Departamento Estado de los Estados Unidos, Thomas L. Hughes (desclasificados en 1998), confirman la manipulación de Luis Echeverría en el movimiento y su autoría en la matanza del 68. Asimismo, el 18 de octubre de 2006, la CIA liberó documentos clasificados del 68, en los cuales se revelaba que Luis Echeverría Álvarez era agente de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, que su nombre clave era "LITEMPO 14" y que había sido reclutado por Winston Scout, jefe de la CIA en México entre 1956 y 1969. En todo ese tiempo LEA le proporcionó información clasificada del Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz a la CIA.
Los documentos desclasificados también revelaron que Luis Echeverría falseó información a la CIA sobre el movimiento estudiantil, asegurando que estaba siendo manipulado por comunistas y agentes extranjeros.
Irma Serrano, quien fuera la amante de Díaz Ordaz prácticamente todo el sexenio narró en sus memorias: "Gustavo vivía en su casa del del Pedregal, por eso pudo constatar que ese día había ido a visitar cuatro pueblos incomunicados de Jalisco y cuando regresó el 3 de octubre, azotaba las puertas, y cuando localizó a Echeverría, que no quería darle la cara, lo llenó de injurias y lo gritó ¡Asesino! Recuerdo muy bien, dijo la Serrano, una conversación que tuvo con Echeverría días antes de marcharse a Guadalajara. Ordenaba que bajo ningún motivo se tocara a los estudiantes. El responsable fue el gusano (LEA) que dictó las órdenes precisas. Y se le pasó la mano. Díaz Ordaz se echó toda la responsabilidad a cuestas porque así era su carácter: orgulloso a cual más".
El primero de septiembre de 1969, al rendir su quinto informe de Gobierno, Gustavo Díaz Ordaz dijo: "Asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, jurídica, política e histórica por las decisiones del gobierno federal del año pasado". Fue un acto responsable y valiente, pues a fin de cuentas él era le presidente y debía asumir la culpa que le correspondía por todo lo que ocurriera en el país. Muy diferente a la actitud de López Obrador de culpar a los ex-presidentes, a los neoliberales y a los conservadores.
Un detalle de Diaz Ordaz:
En su gobierno, la deuda externa más baja de la historia: 3,800 millones de dólares. Con Echeverría y López Portillo se disparó a 80,000 millones de dólares. En 2019 es de 456,000,000,000 de dólares, Tan sólo en el primer trimestre de la administración de López Obrador aumentó 9,519,000,000 de dólares.
El dólar se mantuvo a $ 12.50 desde finales del gobierno de Ruíz Cortinez hasta la salida de Díaz Ordaz. Es decir, doce años de estabilidad.
Devaluación del peso al final de los siguientes sexenios:
1976 Echeverría: $ 15.69.
1982 López Portillo:  $ 57.18.
1988 De la Madrid: $ 2,289.58.
1992 Salinas: $ 3,094.08.
Entonces tuvieron que quitarle tres ceros a la moneda mexicana, y el dólar bajó por arte de magia a $ 3.37. 
2000 Zedillo:  $ 9.45.
2006 Fox: $ 10.87.
2012 Calderón:  $ 12.98.
2018 Peña: $ 18.79.
2 de octubre 2019 con AMLO 20 pesos.
De Autor no conocido por mi.
Libros consultados
•Will Fowler, Gobernantes mexicanos.
•Julio Scherer García, Los presidentes.
•Alfonso Corona del Rosal, Mis memorias políticas.
•Luis Alba Martínez, Gustavo Díaz Ordaz y el presidencialismo mexicano.
•José Cabrera Parra, Díaz Ordaz y el 68.
•Enrique Krauze, el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.
•Sodi Pallarés, Ernesto, Entrevista Scherer García, Los presidentes.
•Alfonso Corona del Rosal, Mis memorias políticas.
•Luis Alba Martínez, Gustavo Díaz Ordaz y el presidencialismo mexicano.
•José Cabrera Parra, Díaz Ordaz y el 68.
•Enrique Krauze, el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.
•Sodi Pallarés, Ernesto, Entrevista con Gustavo Díaz Ordaz.
•Aurora Loyo Brambila, El movimiento magisterial de 1958 en México.
•Jefferson Morley, Our man in Mexico. Winston Scott and the hidden story of the CIA.
•Ramón Ramírez, El movimiento estudiantil en México.
•Raúl Álvarez Garín, La estela de Tlatelolco.
•Rodriguez Prats, Juan José, El poder presidencial. Adolfo Ruiz Cortines.
•Luis M. Farías, Así lo recuerdo.
•Irma Serrano, A calzón amarrado.
•Erasmo Fernández de Mendoza, Conjuras sexenales.
•Vernon Raymond, The dilema of Mexico's developmet.

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