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Las finanzas públicas

 

Dijo Corral que heredó un desorden en las finanzas. Cierto.
Maru recibió un desorden peor. Cierto.
Quién lo empeoró? Javier Corral.

El gobierno de Maru Campos la tiene difícil, por una parte, y aunque suene contradictorio carece de liquidez, cuestión muy grave por la nómina y el disponible necesario para que el aparato ruede; por la otra, la enorme deuda del estado que está distribuida en todos los plazos que se manejan en los bancos.

Es prioridad conseguir dinero para iniciar el gobierno. Los bancos prestan a la Tasa de interés interbancaria de equilibrio más un adicional, que en el caso de Maru se hizo una buena negociación.

En el caso de la deuda acumulada lo aconsejable es diferirla a mayores plazos con menores tasas de interés, de tal manera que liberen recursos de los que se están pagando por el servicio de esa deuda.

Si consiguen ampliar los plazos y disminuir las tasas cambiando de instituciones bancarias mediante concurso o licitaciones públicas es muy factible que haya bancos interesados en poner ahí los ahorros de sus cuenta habientes o sus créditos de banca de segundo piso y eso aliviaría las finanzas de chihuahua.

Los milagros no se piden, se construyen. La deuda tiene que pagarse, de eso no hay escape ni con “paca con Bezanilla”, aunque ahora ocuparíamos más a José Aguayo Cuellar, buscador profesional de tesoros.

Los Estados no producen dinero, sólo lo reciben de los ciudadanos, sea directo o a través de la federación, o de los préstamos.

Los críticos de las acciones iniciales de pedir préstamos para pagos urgentes como pago de nómina y lo necesario para operar están equivocados, pagados por detractores o cualquier otra cosa que los lleve a opinar.

Nadie deja un cofre enterrado para ir por el y resolver todo. Nadie espera que el gobierno federal habrá las arcas y deje que un estado en problemas tome lo necesario para salir de apuros y no hay millonarios haciendo fila para prestar sin intereses a Maru lo necesario para sacar a Chihuahua de apuros.

Lo único que puede hacer un nuevo gobierno con la problemática recibida, que en este caso es catastrófica en términos del tamaño de la deuda es pedir prestado para empezar ya que se gastaron lo que no debían y los dejaron en la inopia, lo otro es renegociar los plazos a mayor cantidad de años con menor tasa de interés y así discutir el pago mensual de su servicio.

Otra acción sería gestionar un poco de alivio (una aspirina) con el presidente para resolver urgencias.

Al arribo de AMLO, México tenía un 47% de deuda externa de su PIB que luego por devaluación y pandemia llegó hasta 55%.Pero luego se ajustó junto con el peso y por negociaciones para mandar la deuda a más largo plazo con menor tasa de interés, y anda por 48%. También hay deuda interna porque el gobierno emite instrumentos que los mexicanos compran y el gobierno paga intereses. Esa ronda el 35% del PIB. En conclusión, con dificultades pero hay manera de manejar la deuda del país. Lo difícil es que queda muy poco margen de maniobra para obras en el presupuesto de cada año.

Chihuahua debe poco más de un año de todos sus ingresos posibles. De ahí la dificultad de movimiento. Por ello la receta es la renegociación de la deuda a mayor plazos con menores tasas y que los abonos queden más accesibles.

Si lo anterior se logra habrá dinero para pagar esos primeros préstamos de emergencia que han sido necesarios para no colapsar. El manejo inteligente de los números es imprescindible.

La justicia o el karma alcanzará a todos los que lo merezcan. La deuda sólo a nuestro nietos y bisnietos, tataranietos y choznos.

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