
El papel de la mujer en la agronomía: avances y desafíos en el sector agrícola
La participación de las mujeres en la agronomía ha crecido significativamente en las últimas décadas, logrando avances importantes en un sector históricamente dominado por hombres. Sin embargo, aún existen barreras que limitan su pleno desarrollo en este ámbito, principalmente en el acceso a recursos como tierras, financiamiento y capacitación.
Según el INEGI, cerca del 70% de las mujeres que se dedican a labores agrícolas no cuentan con tierras propias, lo que las coloca en desventaja. Pese a esto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que las mujeres son responsables de más de la mitad de los alimentos cultivados a nivel global, aunque muchas veces su trabajo es invisibilizado.
En el ámbito educativo, el camino también ha sido desafiante. La primera mujer en obtener el título de ingeniera agrónoma en México fue María Elena Jiménez Lozano en 1952, décadas después de que otras profesiones abrieran sus puertas a las mujeres. Su perseverancia fue clave para que las escuelas agropecuarias comenzaran a admitir alumnas, marcando un cambio que ha permitido que cada vez más mujeres incursionen en este campo.
Actualmente, organizaciones como la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) trabajan para empoderar a las mujeres rurales mediante la creación de cooperativas, proyectos productivos y acciones para visibilizar su labor. Empresas privadas también han sumado esfuerzos, como el programa "Ella alimenta el mundo" de PepsiCo, que ha brindado capacitación y apoyo económico a mujeres rurales en Colombia y Perú para mejorar sus cosechas e ingresos.
El impulso de políticas inclusivas, la apertura de espacios educativos y el reconocimiento del papel fundamental de las mujeres en la agricultura son factores esenciales para lograr una integración completa en el sector agronómico. La equidad de género no solo representa un acto de justicia social, sino que también fortalece la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible.
Fuente: Daniela Reyes Ayala, estudiante de Ingeniería en Agronomía.
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