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GANADERÍA MEXICANA EN CARNE VIVA

La severa sequía que atraviesa México está cobrando su factura más cruda en el sector ganadero. Miles de productores a lo largo y ancho del país están viendo diezmados sus hatos, sacrificando cabezas que no logran mantener o, en el peor de los casos, migrando hacia otros rumbos en busca de mejores condiciones para su actividad.

La escasez de agua y alimento está obligando a los ganaderos a tomar decisiones drásticas. Tan solo en cuatro entidades – Chihuahua, Sonora, Tamaulipas y Aguascalientes – las asociaciones ganaderas locales reportan la pérdida de más de 156 mil cabezas de ganado, ya sea por muerte natural o por sacrificio forzado.

En Jalisco, cuna lechera de México, los estragos han sido monumentales con al menos 40 mil reses perdidas, de acuerdo con la Unión Ganadera Regional. En Durango, otro bastión productor, se prevé reducir el hato estatal en unas 200 mil cabezas para poder sortear la temporada de estiaje.

La crisis no da tregua y se extiende también a Veracruz, Aguascalientes y hasta la otrora pujante Sonora, cuyos ganaderos de la región de Álamos documentaron más de 30 vacas muertas en un solo recorrido por caminos rurales, en medio de arroyos y cauces secos.

"Si no nos llueve de aquí a junio, nos vamos a desocupar, vamos a desaparecer como ganaderos por la falta de agua", advierte con voz de sentencia Héctor Sánchez Valdés, líder de los criadores de Álamos.

Toda una tragedia que podría significar un duro golpe al bolsillo de los mexicanos, pues se prevén alzas en los precios de la carne de seguir esta tendencia, además de severas afectaciones económicas para un sector que aporta el 2.3% del PIB nacional.

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