Acuerdo histórico de descarbonización marca nuevo rumbo global
Los negociadores de las principales economías anunciaron un acuerdo sin precedentes para acelerar la descarbonización y limitar el aumento de la temperatura global. Después de sesiones maratónicas con representantes de Asia, Europa y América, el pacto contempla la reducción progresiva de combustibles fósiles y la inversión masiva en energías limpias. Analistas en distintas capitales lo describen como un giro decisivo que presiona a las industrias más contaminantes para reinventarse.
El acuerdo incluye la creación de un fondo internacional destinado a apoyar a los países con menor capacidad económica para que adopten tecnologías de energía renovable. Este fondo será administrado por un consorcio de naciones e instituciones financieras que vigilarán su uso, con énfasis en la transición de comunidades que dependen del carbón y el petróleo. Las promesas de cooperación se respaldan con mecanismos de verificación y sanciones para quienes no cumplan.
Expertos del sector energético subrayan que, aunque el compromiso es ambicioso, su éxito dependerá de la voluntad política y la rápida implementación de proyectos. Gobiernos y empresas deberán sincronizar políticas industriales, incentivos fiscales y regulaciones ambientales para evitar retrasos. El pacto también contempla un componente de innovación tecnológica que podría acelerar el desarrollo de baterías, hidrógeno verde y captura de carbono.
Organizaciones ambientales aplaudieron la medida y señalaron que por fin se reconoce la urgencia de la crisis climática. Sin embargo, advirtieron que vigilarán de cerca para que no se convierta en un acuerdo simbólico. La comunidad científica recalca que las acciones inmediatas determinarán si se logra frenar el calentamiento y evitar desastres naturales más severos.
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