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Portaaviones estadounidense desata tensiones en el Caribe

Una maniobra naval en el Caribe encendió las alarmas. El gobierno de Estados Unidos ordenó a su nuevo y
gigantesco portaaviones USS Gerald Ford encabezar una operación antidrogas, reforzando una flota que
ya incluía ocho buques de guerra y un submarino nuclear. Con más de 5 000 marineros y más de 75
aeronaves a bordo, el navío se dirige a aguas cercanas a Venezuela, país que Washington acusa de ser
refugio de traficantes
. La imagen del imponente navío navegando frente a las costas latinoamericanas
ha generado inquietud en la región.
En el Pentágono aseguran que el despliegue busca “incrementar la capacidad de detectar, monitorear y
desbaratar actividades ilícitas”
, pero en Caracas la orden se interpreta como una provocación. El
presidente Nicolás Maduro advirtió que si la flota cruza los límites, se llamará a una huelga general y se
convocará a la insurrección armada; el gobierno estadounidense ofreció incluso una recompensa millonaria
por la captura del mandatario
. Ambas posturas endurecen el tono de una crisis que, a cada milla
marítima, se hace más difícil de contener.
Analistas latinoamericanos sostienen que la presencia del portaaviones no solo incrementa el riesgo de un
incidente militar, sino que podría afectar el tráfico comercial y las rutas de pesca regionales. La flota opera
en un mar donde confluyen barcos mercantes, pesqueros y yates turísticos, y cualquier error de cálculo
podría tener consecuencias desastrosas.
Habitantes de islas del Caribe, como Jamaica y Granada, se muestran preocupados. Organizaciones civiles
han emitido comunicados exigiendo diálogo y criticando que los grandes poderes pongan en riesgo la
estabilidad regional. Al cierre de esta edición la flota estadounidense continuaba navegando rumbo al sur,
mientras analistas debaten si una vía diplomática podría frenar un posible choque entre Washington y
Caracas.

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