Elecciones en Georgia: el oficialismo celebra y la oposición denuncia fraude

En Tbilisi, la noche del 26 de octubre de 2024 estuvo marcada por la polarización política. Con el 99 % del escrutinio provisional, el partido gobernante Sueño Georgiano se autoproclamó vencedor de las elecciones parlamentarias con el 54 % de los votos. Su fundador, el magnate Bidzina Ivanishvili, y el primer ministro Irakli Kobakhidze se presentaron sonrientes ante sus simpatizantes y definieron el triunfo como una victoria de los “valores tradicionales y cristianos” del país.

La alegría del oficialismo contrastó con la indignación de la oposición. La líder del Movimiento Nacional Unido, Tina Bokuchava, rechazó los resultados y calificó el conteo provisional como un “robo inadmisible”, prometiendo luchar hasta lograr “derrocar este régimen”. Nika Gvaramia, de la Coalición por el Cambio, denunció “una usurpación” y afirmó que harán frente a “este golpe constitucional”. La oposición también acusó al gobierno de intimidar a votantes y de irregularidades en algunos colegios electorales.

Estos comicios fueron los primeros en Georgia que combinaban voto electrónico con recuento manual y se desarrollaron bajo la sombra de la aspiración georgiana de ingresar en la Unión Europea. La propia presidenta Salomé Zurabishvili, coordinadora de la oposición, declaró que “la Georgia europea está ganando” pese a los intentos de alterar la voluntad popular. La Unión Europea, que suspendió el proceso de adhesión tras la deriva autoritaria del gobierno, observó con atención la jornada electoral.

El 26 de octubre terminó sin un resultado claro. Mientras el oficialismo celebraba y era felicitado por líderes extranjeros como Viktor Orbán, la oposición se preparaba para impugnar los resultados y convocar movilizaciones. La incertidumbre reflejó la profunda división entre quienes apuestan por un acercamiento a Moscú y quienes abogan por la vía europea. Para la comunidad internacional, Georgia protagonizó un recordatorio de que los procesos democráticos en la región siguen siendo frágiles y que la transparencia electoral continúa siendo un desafío.