Presiones de Moscú y apoyo occidental en la guerra ruso‑ucraniana
El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) publicó el 15 de octubre su evaluación diaria sobre la ofensiva rusa en Ucrania. El informe sostiene que el Kremlin está presionando para impedir que Estados Unidos venda misiles Tomahawk a Kiev, argumentando que la entrega de armamento occidental podría escalar el conflicto. A pesar de esas presiones, líderes republicanos en Estados Unidos y autoridades europeas reiteraron su respaldo a Ucrania y defendieron el envío de armas como un medio para equilibrar el campo de batalla.
Según el ISW, Rusia continúa empleando drones y misiles de largo alcance en ataques contra ciudades ucranianas. Las autoridades de Kiev denunciaron que estas tácticas de terror buscan intimidar a la población y destruir infraestructura crítica, al tiempo que las defensas antiaéreas se esfuerzan por interceptar los proyectiles. El informe subraya que estos bombardeos han causado víctimas civiles y daños materiales considerables.
En el ámbito político, el análisis reseña declaraciones de figuras como el expresidente Donald Trump y el comentarista Pete Hegseth, quienes instaron a Occidente a reforzar la ayuda militar a Ucrania. Estos pronunciamientos reflejan una postura bipartidista en Estados Unidos a favor de Kiev. Paralelamente, líderes europeos enfatizaron la necesidad de mantener la unidad y prolongar las sanciones económicas contra Moscú.
La evaluación concluye que la guerra se mantiene en un punto álgido y que las acciones de Rusia buscan minar el apoyo internacional a Ucrania. Sin embargo, el documento sugiere que la comunidad internacional sigue comprometida con la defensa de la soberanía ucraniana. La resistencia de Ucrania y el continuo respaldo de sus aliados indican que Moscú no ha logrado quebrar la determinación occidental.
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