
Extradición masiva: el impacto geopolítico y la postura de EE.UU.
La reciente entrega de 29 presuntos narcotraficantes a Estados Unidos, encabezada por el gobierno de Claudia Sheinbaum, ha generado un complejo escenario político y diplomático. A pesar de la magnitud de la operación, la administración de Donald Trump no ha expresado ningún reconocimiento oficial al gobierno mexicano. Además, el Departamento de Justicia estadounidense dejó claro que esta acción responde a una estrategia de negociación desde una posición de fuerza, alineada con la orden ejecutiva 14157, la cual designa a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras.
Uno de los puntos clave es la situación legal de Rafael Caro Quintero, ya que Washington analiza si puede ser condenado a pena de muerte, algo que no sería posible si el procedimiento hubiera seguido un marco de extradición formal, pues los tratados bilaterales prohíben la imposición de sanciones no contempladas en el país de origen. Además, esta entrega masiva ocurrió horas antes de una reunión en Washington entre el gabinete de seguridad mexicano y el secretario de Estado, Marco Rubio, donde se abordaron los esfuerzos conjuntos en materia de seguridad y combate al tráfico de fentanilo.
Si bien la presidenta Sheinbaum parece fortalecida en el corto plazo, la entrega de estos criminales podría convertirse en un arma de presión para EE.UU., que a lo largo del tiempo ha utilizado declaraciones de capos extraditados para implicar a políticos mexicanos en supuestos vínculos con el crimen organizado. Asimismo, este hecho marca una clara diferencia en la estrategia de seguridad con respecto a la administración de Andrés Manuel López Obrador, consolidando un giro hacia una mayor cooperación con las agencias estadounidenses.
Fuente: La Jornada.
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