Inundaciones en Acapulco Rebasan los Dos Metros por Huracán John; La Ciencia de Por Qué Sería Más Devastador que Otis

Acapulco nuevamente enfrenta la furia de la naturaleza. La ciudad costera se encuentra completamente inundada y devastada seis días después de que el Huracán John tocara tierra como un ciclón de categoría 3 en Marquelia el viernes 27 de septiembre. Posteriormente, John "revivió" en el mar, desplazándose cerca de la costa rumbo a Michoacán, impactando por segunda vez y exacerbando las inundaciones en el puerto.

El puerto de Acapulco está en plena reconstrucción tras el impacto del Huracán Otis, que golpeó la ciudad con categoría 5 el 25 de octubre de 2023. A casi un año de la tragedia, la herida aún abierta se agravó esta semana con las fuertes lluvias e inundaciones causadas por John. Las autoridades han tenido que rescatar a miles de personas atrapadas en sus hogares y comercios, sumando hasta el fin de semana una cifra de 24 fallecidos, 18 de ellos en Guerrero.

La Coordinación General de Protección Civil de Acapulco informó que en cuatro días se registró una caída de lluvia equivalente a un año entero, con 950 milímetros acumulados, comparados con los 350 milímetros de Otis. Según Alejandra Méndez Girón, coordinadora general del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), cada milímetro de lluvia representa un litro de agua por metro cuadrado, lo que significa que durante el paso de John, el agua alcanzó entre un metro y medio y dos metros de altura en las zonas bajas de la ciudad.

Otis y John: Dos Fenómenos Diferentes Influenciados por el Cambio Climático

Aunque ambos ciclones impactaron Acapulco, sus características y efectos fueron distintos debido a factores relacionados con el cambio climático. Otis, que alcanzó la categoría máxima de huracán con vientos de hasta 270 km/h, se movió a gran velocidad, lo que limitó la cantidad de agua que pudo acumular. En contraste, John avanzó lentamente por el mar, permitiendo que se acumulara una cantidad significativa de agua, lo que resultó en inundaciones más severas.

José Luis Smithers, presidente de la Asociación Hotelera y de Empresas Turísticas (AHETA) en Acapulco, explicó: “Otis fue un fenómeno con una velocidad extremadamente alta, lo que hizo que sus vientos fueran devastadores pero no recogió tanta agua. John, por otro lado, avanzó lentamente, permitiendo que acumulase una cantidad impresionante de agua, causando inundaciones masivas.”

Ciencia Detrás de la Mayor Devastación

La diferencia en el impacto de ambos huracanes se atribuye al cambio climático, que ha elevado las temperaturas del océano y el aire, incrementando la humedad en las tormentas y reduciendo su velocidad. Un estudio del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático en 2022 señaló que el aumento de temperatura incrementa la probabilidad de una rápida intensificación de las tormentas, haciéndolas más fuertes y más lentas, lo que a su vez provoca precipitaciones más intensas.

Ethan Gutmann, autor de un estudio del National Center for Atmospheric Research, advirtió: “No solo disminuye la velocidad de los ciclones, sino que además se vuelven más intensos. Esto tiene graves repercusiones para las zonas susceptibles a inundaciones y para la infraestructura urbana.”

Solicitud de Declaratoria de Emergencia

Ante la devastación causada por John, las autoridades municipales han solicitado al gobierno federal que emita una declaratoria de emergencia. Esto permitiría la asignación de recursos adicionales para afrontar la contingencia y comenzar el proceso de reconstrucción de manera más efectiva.

Impacto a Largo Plazo y Preparativos Futuros

El reciente evento subraya la necesidad de estrategias más efectivas para enfrentar desastres naturales exacerbados por el cambio climático. Las investigaciones continúan para entender mejor cómo estos fenómenos afectan a las ciudades costeras y cómo se pueden mitigar sus efectos en el futuro.

Conclusión

La devastación causada por el Huracán John en Acapulco destaca los desafíos crecientes que enfrentan las ciudades costeras debido al cambio climático. Mientras la comunidad se recupera de esta tragedia, queda claro que es imperativo implementar medidas más robustas para proteger a las poblaciones vulnerables y asegurar la resiliencia frente a futuros eventos climáticos extremos.